La confianza y el líder: la segunda brecha del liderazgo

¿Cuál es la principal carencia en términos de liderazgo en este siglo XXI? La coherencia, que es la base de que el líder inspire confianza, un elemento imprescindible para ser un ejemplo ante todos sus grupos de interés.


Pensemos en los principales líderes políticos actuales en el mundo (Donald Trump en EEUU, Boris Jonson en Reino Unido, Bolsonaro en Brasil, etc….) y en el alto descrédito que tienen en su mayoría. O incluso, y quizás en menor medida, pensemos en los líderes políticos de nuestros países latinos, quizás no tan estigmatizados, aunque muchos de ellos también atrapados en casos de corrupción, tráfico de influencias u otros desaguisados varios, bien a titulo personal, en su equipo de gobierno o en su mismo partido político.

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¿Cuál es la principal razón de este desprestigio enorme, que además en los últimos veinte años se ha ido incrementando de manera casi exponencial en todo el mundo? A mi juicio, básicamente la diferencia brutal entre lo que nos dicen, nos “venden“ (particularmente en campaña electoral), nos prometen, nos aseguran que van a hacer, y la realidad que luego observamos y vemos: sus acciones, decisiones y comportamientos. Y ese no es un problema únicamente de los líderes políticos actuales que, a fin de cuentas, no dejan de ser un exponente más de las virtudes y miserias que tenemos en nuestra sociedad. Este es un gran problema en el liderazgo de este siglo XXI, también en el mundo empresarial y el de las organizaciones, que es el que yo conozco mejor.

Ahora pensemos en aquellas personas que nos han influido y hemos admirado mas en nuestra vida desde nuestra infancia (nuestros líderes). Maestros, tutores y mentores, profesores, jefes que hemos tenido y nos han dejado huella o incluso nuestros padres. Seguro que si piensas bien por qué les admiras y han constituido un ejemplo para ti, más allá de muchas habilidades puntuales, en muchos y numerosos casos la palabra coherencia no tardará en emerger, y ese rasgo ha hecho que confíes de manera natural en ellos. En cambio, cuando un líder no es coherente entre lo que dice y lo que hace, deja de ser consistente entre sus palabras y sus comportamientos, usualmente se resquebraja nuestra confianza en el mismo, que es la piedra angular de su rol como líder del equipo y de la organización. En inglés existe una expresión muy gráfica y metafórica que es el famoso “Walk the talk”, algo así como “hacer lo que dices” y que quizás podríamos traducir aquí como “predicar con el ejemplo”. Y ese, el ejemplo, es el elemento más importante que debe de irradiar en un líder.

Mi vida es mi mensaje

Mahatma Gandhi

Decía Mahatma Gandhi, quizás uno de los ejemplos más universales de líder: “Mi vida es mi mensaje”. Y es que las acciones de un líder, por definición, son observadas continuamente por todos los que le rodean, esperando ver comportamientos y acciones que ilustren lo que ha pregonado anteriormente. Y la buena noticia es que, si lo hace, va a conseguir el apoyo y la admiración de muchas de esas personas que le siguen. Pero la mala noticia es que, si se observa cualquier comportamiento que no ilustre lo que se ha anunciado o que vaya incluso en contra, las personas no solo no le van a seguir, sino que le van a criticar y abandonar.


La ecuación de la confianza

Por ello, la siguiente ecuación, que llamaremos ecuación de la confianza, es básica en liderazgo. En ella, la confianza en el líder es inversamente proporcional a la amplitud de esta brecha; es decir, cuanto menor sea la distancia entre lo que dice y lo que hace (y decide) un líder, mayor será su coherencia y la confianza que generará en sus colaboradores.

Además, y esto es básico, hay que tener en cuenta que en esta disyuntiva entre el decir y el hacer siempre vence el hacer, pues las personas casi siempre creemos mucho más en lo que vemos con nuestros propios ojos y no tanto en lo que nos dicen, por más que el discurso sea atractivo o el líder inspirador o carismático. Y pongamos en valor la dificultad de este valioso elemento, pues, como sabemos, la confianza de las personas se gana en el largo plazo (después de mucho tiempo trabajando y haciendo las cosas de forma coherente) y se pierde «y esta es su mayor dificultad» en pocos minutos o incluso en segundos.

Otro punto importante aquí es que siempre existe una cierta brecha, es decir, no hablamos de lograr una brecha cero (eso sería tremendamente difícil con el nivel de exposición continua que tiene un líder), sino más bien de tratar de reducirla a la mínima expresión, y con ello, que sea saludable y ejemplificante para los demás. Además, esta brecha tiene dos vertientes positivas. La primera, que su amplitud depende fundamentalmente de uno mismo, es decir, de las palabras, actos y decisiones del líder, cosas que claramente puede controlar y responsabilizarse de ellas sobre todo si es consciente de lo que dice y hace (de ahí la importancia de la consciencia en todo el trabajo a realizar en liderazgo y cultura en nuestras organizaciones). La segunda es que podemos medir esta brecha, con indicadores claros y accionables, en términos de lo que conocemos como alineamiento personal del líder y se puede medir a través del modelo de Barrett.


Te invito a que revises la siguiente web con información sobre los Diagnósticos de Liderazgo y coaching de Barrett, una de las herramientas más utilizadas en el mundo para medir valores y cultura en el mundo, y que más de 6500 organizaciones y líderes usan o han utilizado. https://www.spiritcg.net/servicios/certificacion-diagnosticos-liderazgo-modelo-barrett/

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